Entrar a un verdadero empoderamiento requiere mirar con honestidad la relación con nuestra madre y tener el valor de separar nuestros valores, creencias, pensamientos individuales de los de ella.
Requiere sentir el duelo de haber atestiguado su dolor y procesar el propio dolor que soportamos como resultado.
Para sanar este aspecto del inconsciente al que llamamos “la Madre interior” es importante entender que más como mujeres llevamos en nosotras algo nominado por la escritora y facilitadora Bethany Webster como la HERIDA MATERNA.
Todos los mecanismos de defensa que aprendimos para lidiar con el dolor de las mujeres de nuestras líneas generacionales.