odo niño tiene un ángel que se llama igual que él y
que lo cuida mañana, tarde y noche. Son los ángeles
de la guarda que no comen, ni duermen, ni
descansan nunca. Pero ciertas noches de verano,
cuando sus niños están durmiendo muy cansados y
tranquilos, sus ángeles salen de puntillas de su pieza
y salen a juntarse en el árbol más grande del
vecindario. Y allí, reunidos a la luz de las estrellas