Refugio. El lugar al que vuelvo cuando me pierdo.
A veces el refugio es una casa con ventanas grandes.
Otras, una amiga que no pregunta, solo escucha.
A veces tiene forma de ciudad —como Bariloche, con sus montañas y su aire limpio—
y otras veces vive adentro mío, en ese rincón al que tardo en llegar pero siempre está.
Este libro nació de esos lugares.
De los vínculos que sostienen sin hacer ruido.
De los viajes que no buscan respuestas pero encuentran paz.
Del desorden que me obligó a soltar lo que conocía
para poder inventar una forma más honesta de habitarme.
Cada texto es una puerta.
Un rincón donde descansar.
Un recordatorio de que no estamos solas, ni rotas, ni tarde.
Ojalá encuentres, entre estas palabras,
un refugio que se parezca un poco al tuyo.
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