Todos, en algún momento de nuestra vida, nos hemos sentido profundamente heridos, devaluados, decepcionados, abusados, rechazados, abandonados, injustamente tratados, traicionados y muy solos. Estas heridas muchas veces han dejado marcas que han deformado nuestras vidas. Otras aún siguen sangrando y supurando, impidiéndonos vivir una vida de plenitud en Cristo.
Un quebrantado de corazón es una persona que exhibe permanentemente heridas que no han sido sanadas, las cuales le llenan de sufrimiento y al mismo tiempo de dolor. Estas heridas muchas veces dejan huellas y marcas indelebles en el corazón de la gente. Se traduce en un estilo de vida.