Desde pequeña, hornear fue parte de mi vida. Recuerdo la alegría constante de mi madre al intercambiar recetas con amigas. Panes, croissants, bizcochos crujientes… esos aromas nos abrazaron en casa y la gastronomía fue una parte de importante en mi infancia.
En el 2010, las ganas de cocinar volvieron a mi vida, pero había decidido que, si quería hacerlo de manera profesional, tenía que salir de mi zona de confort. Así que compré un billete de avión a México (de ida) y me sumergí en una de las gastronomías más exóticas del mundo.
Mudarme al extranjero me hizo más perfeccionista y ambiciosa respecto a los lugares donde quería trabajar y las experiencias que quería vivir. La realidad es que cuando sales de tu zona de confort y te mudas al extranjero, el límite no existe.
Con mucho trabajo y esfuerzo conseguí ser parte de los equipos de cocina y repostería más prestigiosos.
Desde altas cocinas en Tel Aviv (Israel), hasta restaurantes michelín en la ciudad de Madrid (Diverxo y PuntoMX)
Hoy y después de haber pasado muchas horas en pie creando recetas, modificando cantidades e intercambiando idas, decidí que es hora de enseñar a otros a cocinar y a que pierdan el miedo a la cocina.
Durante los últimos 3 años me sumergí en el fascinante mundo de la fermentación. Comprendí sus procesos, experimente y cree un método para principiantes y profesional.
Hoy sé que es hora de enseñar y compartirlo con el mundo.