A pesar de nunca haber disfrutado de grandes lujos, como viajes o estudios en el exterior, me considero demasiado afortunada de haber tenido el apoyo de mi familia y la inspiración para luchar por mis metas.
Comencé a estudiar inglés desde los 5 años, cuando mi tía, profesora de inglés a nivel universitario, me empezó a enseñar las cositas básicas que se les enseña a los niños. Desde ese entonces, siempre quería saber más y entender más, porque me parecía que hablar en una lengua que no todos entendían era algo mágico.
Antes de mis comienzos con el rock, como a los 11 años, comencé a traducir y repetir las canciones de los Backstreet Boys, y tenía cuadernos enteros llenos de letras, significados y pronunciaciones. Así, haciendo algo que me encantaba (escuchar música), también iba aprendiendo.
Debo admitir que estudiar no era mi fuerte en el colegio, mi mamá luchaba conmigo constantemente, pero con inglés todo era distinto. Mis compañeros de clases se peleaban para trabajar conmigo porque sabían que estaría todo perfecto. Ninguno de ellos se sentía preparado o comprendía realmente las clases, lo que denota que los métodos de enseñanza tradicionales son deficientes y obsoletos, y hacen ver todo mucho más complicado y nada interesante para los estudiantes.
Desde las primeras veces que di clases, me di cuenta, gracias a comentarios de mis alumnos, de que mi forma particular de enseñar hace ver las cosas de una forma simple y clara, y ver reflejado en las caras de mis alumnos esa satisfacción de poder decir “lo entendí”, es una de las mejores gratificaciones que hay.
No tienes por qué estresarte al aprender, y de ahí viene el nombre de mi Academia. Puedes disfrutar y divertirte mientras logras algo de valor a cambio. Así que, relax and learn!