The elf and the chef
La luz del sol entraba por la ventana, iluminando la habitación de forma cálida y acogedora. El chirrido de los pájaros en el jardín y el murmullo de la brisa suave eran los únicos sonidos que se oían en la casa. En la cocina, el café acababa de terminar de colarse y su aroma inundaba el ambiente.
María se despertó, estiró los brazos y bostezó. Se sentó en la cama y observó a su alrededor. La habitación estaba ordenada, con la cama hecha y las cortinas abiertas. Había pasado una buena noche de sueño y se sentía renovada.
Se levantó y se dirigió a la cocina para tomar una taza de café. Mientras lo bebía, se sentó en la mesa de la cocina y comenzó a pensar en su día. Tenía una reunión importante en el trabajo y quería estar preparada para ella.
Después de terminar su café, se dirigió al baño para ducharse y vestirse. Se puso su mejor traje y se maquilló. Después de comprobar su apariencia en el espejo, cogió su bolso y salió de casa.
El sol seguía brillando y el clima era perfecto. María caminó por la calle, saludando a sus vecinos mientras se dirigía a la estación de tren. Tomó el tren y en poco tiempo llegó al centro de la ciudad.
La reunión en el trabajo fue un éxito. María presentó sus ideas con confianza y sus compañeros la felicitaron por su trabajo. Después de la reunión, salió a caminar para disfrutar del hermoso día. Compró algunos regalos para sus amigos y familiares, y almorzó en un pequeño café al aire libre.
Por la tarde, regresó a casa y se relajó un poco. Leyó un libro y tomó una siesta corta. Después de despertar, comenzó a preparar la cena. Cocinó una deliciosa pasta y la sirvió con una ensalada fresca.
Después de la cena, decidió ir al cine. Vio una película divertida y disfrutó de una bolsa grande de palomitas. Después de la película, regresó a casa y se acostó en la cama.
Mientras se preparaba para dormir, María pensó en lo afortunada que era de tener un día tan maravilloso. Agradeció por todo lo que tenía y se durmió con una sonrisa en el