Entiende de dónde viene la práctica de la procrastinación y cómo evitarla
¡Deja ya esta práctica que obstaculiza tu éxito!
Un artículo del periódico The New York Times señaló que 1 de cada 5 personas se considera una procrastinadora crónica.
Según el autor del artículo, Heather Murphy, el individuo con esta característica no solo pospone las tareas, sino que pone varios sectores de su vida en una indefinición constante.
Te lo creas o no, la procrastinación es más común de lo que se imagina.
¿Sueles posponer algunas tareas? Que sepas que eres un fuerte candidato a la procrastinación.
En este post te explicaremos más sobre este problema que afecta a millones de personas todos los días y, al final, te daremos algunos consejos para combatirlo.
¿Qué es la procrastinación y por qué procrastinamos?
La procrastinación es el acto de retrasar o incluso posponer una o más tareas. Es un tipo de fuerza que te impide seguir adelante con lo que te propusiste y planificaste.
El ser humano procrastina desde hace siglos. El problema es tan antiguo que los filósofos griegos Sócrates y Aristóteles denominaron un vocablo para describir este tipo de comportamiento: la Akrasia.
Esta palabra está ligada al acto de actuar contra tu mejor juicio. Como cuando realizas una tarea, aún sabiéndolo que deberías estar haciendo otra. En traducción libre, sería algo como la falta de autocontrol.
Pero, después de todo, ¿por qué procrastinamos?
Un psicólogo canadiense llamado Piers Steel reunió más de 200 estudios de psicología, economía y otras áreas vinculadas entre los años de 1920 y 2006. Llegó a la conclusión de que el hábito de procrastinar nos hace pasar tareas por delante de aquellas que de hecho necesitamos hacer.
Según la investigación de Steels nuestra manía de procrastinar estaría relacionada con un perfeccionismo irracional, alcanzando especialmente a aquellas personas más despistadas y ansiosas. Estos mismos individuos vivirían más estresados, con menos autocontrol sobre sus vidas.
¿Cómo la procrastinación impacta en un negocio?
No tener el control de las tareas, aplazar decisiones importantes, dejar siempre para hacer las cosas en el último momento: la vida de un procrastinador no es fácil, aún más cuando se trata del impacto de este problema en un negocio propio, por ejemplo.
En general, los efectos comienzan a sentirse en la vida personal. Cuando la procrastinación se convierte en un problema crónico, desencadena el estrés, la desmotivación, la falta de confianza y ese constante sentimiento de culpabilidad debido a una mala gestión del tiempo.
Compromisos
Por hablar en la gestión de tiempo, cuando se administra mal, el negocio puede sufrir en la entrega de proyectos y con la alta demanda de trabajo debido a la acumulación de proyectos.
Por ejemplo:
Tienes un proyecto que tenía que revisarse y lo acabas entregando después del plazo final para el cliente. Si algo está mal, esto generará correcciones.
Estas tareas son complicadas para los procrastinadores, que acaban perdiendo oportunidades de administrar más cuentas.
Además, generan reacciones en cadena, como un retraso en la entrega de todos los sectores. En consecuencia, esto lleva a la ineficacia, motivando a los clientes a buscar negocios que los atiendan de manera más rápida.
Metas
Otro factor afectado en el negocio es la meta.
La persona que procrastina siempre está posponiendo una tarea o acción y aplazando el alcance de las metas establecidas. Además, este factor influye directamente en la planificación, pues siempre hay algo que hay que hacer, por lo que el negocio se queda estancado.
La procrastinación tiene un efecto negativo sobre los objetivos, independientemente de que sean semanales, mensuales o anuales. Así, hay incluso posibilidades de un golpe financiero, pues el negocio deja de generar ganancias por no innovar, lo que puede obligarlo incluso a cerrar las puertas.
Rendimiento
Una persona con dificultades para entregar los trabajos en el momento adecuado puede contaminar toda un equipo.
Con un bajo rendimiento, debido al efecto cascada, el trabajo se va acumulando y las personas ya no tienen esa motivación y compromiso.
Esto sucede generalmente cuando el líder actúa así delante de sus colaboradores, después de todo, es la figura en la que los profesionales se reflejan.
Si sus actitudes demuestran un aplazamiento, el compromiso decae, pues las personas saben que necesitan estar esperando para dar continuidad al cronograma de un proyecto, por ejemplo.
Consejos para evitar la procrastinación
Ya te has visto en casi todas las situaciones mencionadas, pero ¿quieres dejar la procrastinación de lado? Algunos consejos sencillos pueden ayudarte en el proceso.
¡Descubre cuáles son a continuación!
Identifica un patrón
Observa tus actitudes en lo cotidiano. Probablemente, encontrarás un estándar. Para entender cuál es, hazte la siguiente pregunta: ¿por qué procrastino?
Es común, entre las personas que procrastinan, el miedo al fracaso, al éxito o a las críticas. Esto hace que se eximan de obligaciones para que puedan permanecer en su zona de confort.
Por ejemplo, una vez que notamos que estamos dejando de actuar por miedo, es más fácil cortar los malos hábitos y seguir adelante.
No intentes hacerlo todo a la vez
Hoy, vemos una valorización de profesionales multitareas.
Es obvio que esto es positivo para conseguir estar en constante actualización en el mercado, pero también es algo negativo para aquellos que intentan realizar varias tareas al mismo tiempo.
Por tanto, organízate y haz una tarea a la vez.
Una sugerencia es separarlas por orden de urgencia. Así, podrás ver qué tienes que hacer según el tiempo que tienes disponible.
Bloquea los estímulos externos
Otra sugerencia importante es bloquear los estímulos externos.
No puedes hacer una pausa y enseguida empiezas a mirar las redes sociales, ¿vas a perder un tiempo enorme? ¿Qué tal dejar esto para después de terminar todas tus tareas, y poner el teléfono en el modo silencioso?
Cuando te pilles mirando las notificaciones, detente por un momento y acuérdate de la concentración y del foco.
En varias ocasiones, el simple hecho de pronunciar “concéntrate” te ayudará a recordar que debes hacer el trabajo y no perderte por el camino.
Establece pequeñas recompensas
Una manera de ayudarte a evitar la procrastinación es por medio de pequeñas recompensas. Esto funciona bien para aquellos que están luchando contra el hábito de posponer las tareas.
La recompensa activa un juego mental de desafío, que puede impulsarte a la acción.
Por ejemplo:
Si tienes tu propio negocio y consigues hacer bien el trabajo durante toda la semana, haz un pequeño viaje el fin de semana como recompensa. Esto te ayudará a volver revigorizado y motivado a seguir esforzándote, tanto como a tener éxito en tus iniciativas.
La fuerza de voluntad es la clave del éxito
La fuerza de voluntad camina lado a lado con la disciplina.
Parece cliché, pero todos tenemos algo que nos motiva a hacer más de lo que pensábamos que éramos capaces. Por tanto, es importante encontrar esa motivación que nos hace levantar de la cama todos los días y seguir para el trabajo.
Recuerda que la fuerza de voluntad ayuda a combatir la procrastinación, a actuar en los momentos correctos y a tomar decisiones más eficaces.
Por eso, entrena diariamente los consejos presentados y con el tiempo verás que eres capaz de hacer cualquier tarea que tienes en mente y mejorar tu calidad de vida en el trabajo.